Una mujer con una mĂ¡scara higiĂ©nica mira su telĂ©fono celular en MilĂ¡n, Italia el 10 de marzo del 2020. (AP Photo/Antonio Calanni)
Varios paĂses europeos estĂ¡n considerando usar herramientas de espionaje para luchar contra el coronavirus, lo que podrĂa ayudar en los esfuerzos contra la enfermedad, pero tambiĂ©n podrĂa provocar denuncias de violaciĂ³n de privacidad.
Las herramientas incluirĂan aplicaciones en los celulares que ubican automĂ¡ticamente al usuario, y que por lo tanto podrĂan detectar los movimientos de un portador del virus y de las personas con quien entra en contacto. La idea serĂa tener un mejor panorama de dĂ³nde estĂ¡n aumentando las infecciones, cĂ³mo se estĂ¡n propagando y cuĂ¡ndo es necesaria la imposiciĂ³n de una cuarentena.
Gran Bretaña, Alemania e Italia estĂ¡n entre los paĂses que estĂ¡n considerado el uso de esas apps. Ello ha alarmado a los defensores de la privacidad, quienes temen que un espionaje colectivo de tal magnitud podrĂa ser abusado si no es estrictamente vigilado y que las libertades civiles podrĂan terminar severamente coartadas.
“Estos son tiempos difĂciles, pero no requieren el uso de tecnologĂas no probadas”, declarĂ³ un grupo activista en una carta abierta dirigida al Servicio Nacional de Salud de Gran Bretaña. AñadiĂ³ que el espionaje podrĂa violar derechos humanos sin servir a la causa de la lucha contra el virus.
A menos que la informaciĂ³n recabada sea totalmente anĂ³nima, el espionaje marcarĂa una enorme diferencia con las gestiones actuales para contrarrestar la enfermedad en Europa mediante la telefonĂa celular, que se han basado en rastrear los desplazamientos de la gente en base a datos colectivos y no individuales. La policĂa italiana incluso ha comenzado a usar drones para hacer cumplir las restricciones sobre el desplazamiento.
Pero aun asĂ hay un argumento a favor del espionaje, aun cuando podrĂa atentar contra la privacidad: ha sido empleado por varios gobiernos asiĂ¡ticos que han tenido Ă©xito en contener la pandemia, como China, TaiwĂ¡n, Hong Kong, Corea del Sur y Singapur.
La semana pasada, Israel aplicĂ³ la medida mĂ¡s drĂ¡stica hasta ahora, al ordenarle a la agencia de seguridad Shin Bet usar los datos de ubicaciĂ³n geogrĂ¡fica de los celulares para rastrear los movimientos de los portadores del virus en las dos semanas recientes, a fin de elaborar un patrĂ³n de transmisiĂ³n de la enfermedad. En el mundo de la epidemiologĂa a esto se le llama “rastrear contactos” aunque usualmente implica solamente interrogar a los individuos enfermos sobre sus mĂ¡s recientes contactos personales.
Hasta ahora no hay indicios de que Estados Unidos estĂ© planeando vigilar la ciudadanĂa de esta manera. Un vocero de la Oficina de PolĂticas CientĂficas y TecnolĂ³gicas de la Casa Blanca informĂ³ que esa entidad no estĂ¡ desarrollando ese app. Los Centros para el Control y PrevenciĂ³n de Enfermedades no contestaron de inmediato un pedido de comentario de The Associated Press.
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Contribuyeron a este despacho los corresponsales de The Associated Press Kelvin Chan en Londres, Ilan Ben Zion en JerusalĂ©n, Tong-hyung Kim en SeĂºl, Vanessa Gera en Varsovia y Frank Jordans en BerlĂn. Bajak reportĂ³ desde Boston, Winfield desde Roma.
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