El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, participó por primera vez en una conferencia cumbre, en ocasión de la videoconferencia de jefes de Estado y/o de gobierno del G7, realizada el 19 de febrero de 2021.
El comunicado final del G7, de tono ultravoluntarista, sólo contiene 2 anuncios concretos:
El G7 participará en lo que el documento denomina la «COVAX facility» para garantizar la distribución mundial equitativa de vacunas contra el Covid-19.
El G7 reactiva la globalización… pero “mejorándola” ya que afirma que también será “equitativa”.
Para entender lo que se esconde tras este diluvio de buenas intenciones es necesario saber que:
La llamada «COVAX facility» es la parte dedicada a las vacunas de ACT-A, una iniciativa del G20 que data del 24 de abril de 2020. Se trata de un grupo multilateral que establece coordinaciones entre
• gobiernos;
• la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es una organización intergubernamental;
• la Coalición para las Innovaciones en Preparación para las Epidemias (CEPI), que es una empresa privada;
• la Gavi (Alianza para la Vacunación), que es una asociación entre sector público y empresas privadas;
• y la Fundación Bill y Melinda Gates, de carácter privado.
La expresión «COVAX facility» aparece traducida –de forma deliberadamente errónea– como «facilidad COVAX» en la versión francesa del comunicado final del G7.
Pero en realidad «COVAX facility» lo que designa es la posibilidad de producir vacunas y aprobarlas de una sola vez para el mundo entero. Esta coordinación permite ganar tiempo a los gobiernos que no disponen de grandes instituciones sanitarias capaces de aprobar nuevas vacunas. Desde el punto de vista de las empresas privadas, «COVAX facility» es un medio de «abrir los mercados».
También es importante saber que «COVAX facility» no estará bajo la autoridad de los Estados sino de Gavi, lo cual equivale a decir que está de hecho en manos de la Fundación de Bill y Melinda Gates. Así que carece de toda legitimidad democrática, razón por la cual el presidente Trump se opuso a que Estados Unidos participara en ella.
No existe ningún medio de verificar en qué serán utilizados exactamente los fondos públicos que se entreguen a «COVAX facility», así que lo que estamos viendo es la creación de un gigantesco sistema de corrupción, como siempre, bajo el pretexto de la urgencia.
En la mayoría de los países, la opinión pública ya teme que los grandes laboratorios utilicen la epidemia para enriquecerse aún más… y resulta que precisamente esos grandes laboratorios van a participar en la adopción de decisiones en el seno de una coordinación deliberadamente opaca.
En concordancia con esa decisión, el G7 reafirmó su línea de acción multilateralista y globalizabora.
• En este caso, el «multilateralismo» no equivale a «intergubernamental» ya que se apoya en asociaciones entre el sector público y las empresas privadas. El G7 toma nota de la evolución sociológica que se ha producido durante la crisis sanitaria. Ahora hay financieros poseedores de fortunas que sobrepasan ampliamente el presupuesto anual de muchos países. Los gobiernos del mundo occidental así lo reconocen y deciden compartir su propia autoridad democrática con los megamultimillonarios.
• En el plano económico, la globalización es libertad de circulación para productos y capitales. Eso es lo que el G7 acaba de instaurar para las vacunas antiCovid, que ya no tendrán que obtener la aprobación de las autoridades sanitarias de cada país sino sólo una aprobación global concedida por una autoridad privada a la cual se asocian los Estados.
El reverso de la globalización es la desaparición de la clase media en prácticamente todo Occidente y los motines que eso está provocando, así que el G7 nos anuncia una globalización «equitativa» (sic).
Pero nadie puede explicar qué significa ese lindo giro retórico.
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