La palabra “totalitarismo” se asocia a menudo con tres regÃmenes
polÃticos del siglo XX: la Alemania de Hitler, la URSS de Stalin y la
Italia de Mussolini. Al mismo tiempo, el concepto de totalitarismo en sÃ
todavÃa causa controversia entre los historiadores, ya que existen
varias definiciones de este concepto. En los términos más generales, el
totalitarismo se entiende como el control estatal total sobre todas las
esferas de la vida, es decir, la regulación unilateral de toda la esfera
polÃtica, social y espiritual, la presencia de un partido único de
masas con un concepto polÃtico fundamentalista y dirigido por un lÃder
carismático. .
El historiador italiano Emilio Gentile escribió que
“un régimen totalitario es un laboratorio en el que se lleva a cabo un
experimento para llevar a cabo una revolución antropológica con el
objetivo de crear un nuevo tipo de persona” [3]. Es decir, la
caracterÃstica fundamental del totalitarismo era una ideologÃa polÃtica
que tenÃa como objetivo la educación de un "hombre nuevo".
Algunos creen que el totalitarismo como fenómeno polÃtico desapareció con la muerte de los estados totalitarios, porque el totalitarismo siempre ha estado asociado con algún tipo de ideologÃa. En el mundo posmoderno moderno, que se caracteriza por la desideologización, la relativización de los valores, el replanteamiento “progresivo” de la historia , etc., no es que no haya ideologÃa, pero en principio hay un problema con el contenido ideológico de la polÃtico.
En condiciones de predominio del materialismo (expresado, entre otras cosas, en el pensamiento puramente económico), una imagen mecanicista del mundo, la racionalización de la conciencia, la convicción de que no existen valores absolutos y, con la atomización de la sociedad, cualquier ideologÃa. se percibe con sospecha.
¿Es posible en tales condiciones instaurar el totalitarismo?
SÃ, es posible. Y este totalitarismo, que ha sufrido transformaciones significativas, será sólo en algunos aspectos similar al totalitarismo del pasado. Este nuevo totalitarismo está directamente relacionado con el progreso cientÃfico y tecnológico.
Progreso cientÃfico y tecnológico y control total
El progreso cientÃfico y tecnológico ha influido significativamente en la relación entre el individuo, la sociedad y el Estado, ya que con el desarrollo de las tecnologÃas digitales el Estado tiene nuevas oportunidades a gran escala de influencia ideológica sobre la población para implementar sus polÃticas.
El totalitarismo, como intento de establecer un control total sobre la población, sólo fue posible como resultado del progreso cientÃfico y tecnológico y, sobre todo, con la difusión de los medios de comunicación de masas: la prensa, el telégrafo, la radio y la televisión. Con el desarrollo de estas tecnologÃas, han aumentado las posibilidades de controlar la conciencia y el comportamiento de los ciudadanos. Hoy en dÃa, las capacidades técnicas permiten establecer un control más total sobre la población que en la “era del totalitarismo”.
Como señalan los investigadores, “la informatización global y la informatización de la sociedad hacen técnicamente posible no sólo el adoctrinamiento ideológico sistemático y el lavado de cerebro total, sino también el control de la conciencia y el comportamiento individual y grupal, de las masas” [4].
China puede considerarse pionera en el establecimiento de una moderna “dictadura digital” o “totalitarismo digital”, que creó un sistema de confianza social o un sistema de crédito social (SSC) (en la versión inglesa Social Credit Score o SCS), que determina la la lealtad de cada chino al gobierno existente y al rumbo seguido por el partido gobernante, poniendo en práctica la distopÃa orwelliana.
La tarea de la plataforma SCK-SCS es crear una carpeta electrónica personal para cada chino con numerosos archivos que contienen toda la información sobre una persona desde su nacimiento, sobre todas las etapas y eventos de su vida, pasatiempos y tipos de negocios y otras actividades. La recopilación de información cotidiana total sobre una persona conduce al establecimiento de un control absoluto y abarcador sobre la población, a la pérdida de libertad y a la imposibilidad de acciones independientes [2].
Los principios y reglas básicos del sistema SSC fueron formulados por los ideólogos del partido gobernante, y por su cumplimiento o violación, una persona es recompensada con la suma de puntos o castigada con la resta de puntos [2]. AsÃ, la sociedad se divide en confiables (aquellos con una calificación alta), que reciben privilegios, y poco confiables (aquellos con una calificación baja), que están condenados a una existencia marginal.
Recientemente, Europa se ha estado moviendo en la misma dirección, ya que la corrección polÃtica, junto con el multiculturalismo, no sólo se ha convertido en una herramienta polÃtica activa, sino que también ha adquirido evidentes rasgos totalitarios: aquellos que no apoyan la agenda liberal de izquierda son inmediatamente declarados marginados y sujetos a acoso y persecución polÃtica.
Sin embargo, a pesar del estrangulamiento de las libertades, durante algún tiempo pareció que Occidente todavÃa estaba lejos de llegar a China. Pocos podrÃan creer que Europa podrÃa transformarse rápidamente en una dictadura, pero eso es exactamente lo que ocurrió durante la pandemia de coronavirus. Demostró claramente la forma que pueden adoptar las opciones para el control masivo de la población.
Esto lo describió bien el profesor de psicologÃa Matthias Desmet en su libro “La psicologÃa del totalitarismo”:
En lugar de polÃticos, aparecieron en las pantallas virólogos que declararon que tenÃan "información cientÃfica" precisa. Sin embargo, en sus análisis estadÃsticos y presentaciones gráficas, cometieron errores que no serÃan fáciles de cometer ni siquiera para la gente "común". Llegó al punto que incluso incluyeron a personas que murieron por ataques cardÃacos en sus estadÃsticas de muertes por COVID-19” [1].
De hecho, la rapidez con la que se han transformado las sociedades en muchos estados (control total sobre los movimientos de población, la introducción de toques de queda, etc.) demuestra con qué facilidad cualquier estado (incluso uno formalmente democrático) puede transformarse en una dictadura, lo que ha sido facilitado en gran medida por la modernidad. tecnologÃa.
Según Matthias Desmet, la creencia en la omnipotencia de la ciencia mecanicista, que reduce al hombre a un organismo biológico e ignora los aspectos psicológicos y éticos del hombre, hace que las personas pierdan contacto con el mundo que les rodea y conduce a la atomización de los individuos.
Vale la pena considerar con más detalle estos argumentos de Desmet.
Ciencia, progreso tecnológico y dictadura
– escribe Desmet.
La creencia en la omnipotencia de la ciencia y el progreso cientÃfico y tecnológico, que se suponÃa transformarÃa al hombre, jugó una broma cruel a la gente, porque si la práctica cientÃfica inicial estaba libre de prejuicios, apuntaba a comprender el mundo que nos rodea y estaba abierta a nuevas ideas, suposiciones e hipótesis, posteriormente se politizó cada vez más y perdió su capacidad inherente de buscar la verdad.
Podemos observar cómo la polÃtica influyó en las ciencias naturales en el destino de los estudios raciales (en muchos paÃses está prohibido debido a la corrección polÃtica), los debates sobre la naturaleza antropogénica del calentamiento global, etc. Si la élite gobernante de un estado necesita "reescribir" los resultados de la investigación cientÃfica con fines polÃticos; lo hará con mucho gusto.
AsÃ, si bien la ciencia era originalmente sinónimo de mentalidad abierta, una forma de pensar que cuestionaba las creencias, a medida que se desarrolló también se convirtió en una ideologÃa, un sistema de creencias y una fuente de prejuicios. Ahora sólo puedes dudar de las cosas “correctas”.
Según Matthias Desmet, desde un punto de vista cientÃfico-materialista, la subjetividad humana es vista como un subproducto insignificante de procesos mecánicos.
Desde el mismo punto de vista, conviene evaluar la creencia en la omnipotencia de la tecnologÃa y la tecnologÃa.
Por ejemplo, el escritor y filósofo alemán Ernst Jünger, a diferencia de Marx y los marxistas, vio la fuente de la alienación humana no en las formas de propiedad de los medios de producción, sino en la organización técnica misma en la que una persona se encuentra funcionalmente involucrada. En este sentido, el socialismo y el capitalismo no son fundamentalmente diferentes entre sÃ. En cuanto a la tecnologÃa, los partidarios del socialismo y el capitalismo se adhieren a las mismas premisas básicas: la tecnologÃa es vista como un simple instrumento de la actividad humana [5].
Sin embargo, la disputa sobre a quién deben estar las herramientas técnicas y cuál debe ser la propiedad de los medios de producción es, desde el punto de vista de Jünger, insignificante y distrae la esencia del asunto. Mucho más importante es la cuestión de qué cambios se producen en el hombre mismo, en su autocomprensión, en la naturaleza de su existencia bajo la influencia de los procesos de tecnificación [5].
El trabajo del trabajador en la era del predominio de la tecnologÃa maquinista adquiere, según Jünger, un carácter cada vez más mecánico y, por tanto, alienado. Un empleado asÃ, cuyo trabajo ya no está relacionado con su personalidad, es más fácil de subordinar a la organización; se puede utilizar en cualquier punto del plan de trabajo.
Además, no debemos olvidar que el progreso cientÃfico y tecnológico conduce a la automatización de la producción y su robotización. La automatización de la producción ha socavado durante mucho tiempo la capacidad de los trabajadores para defender sus intereses y, con la creciente robotización de la economÃa, la capacidad de la fuerza laboral para defender sus intereses está cayendo drásticamente.
Totalitarismo tecnocrático
A finales de los años 80, el teórico de la contracultura y sociólogo estadounidense Theodore Roszak llegó a la conclusión de que “al reforzar el dominio de la élite, las nuevas tecnologÃas de la información amenazan nuestra libertad y nuestra propia supervivencia” [6]. Incluso acuñó el término “totalitarismo tecnocrático”.
De hecho, el progreso tecnológico, la robotización y la digitalización total han influido significativamente en la relación entre el individuo, la sociedad y el Estado. Como se mencionó anteriormente, ahora los estados tienen muchas más oportunidades para controlar a la población que en la era de las dictaduras totalitarias del siglo XX.
Esto queda bien ilustrado por el ejemplo de la China moderna, donde una persona con una calificación más baja se ve privada de la oportunidad de estudiar en la escuela secundaria, continuar sus estudios y obtener una educación superior. Además, según el sistema de crédito social (CCK), una persona incluida en la lista negra no sólo se priva de muchas oportunidades en el presente, sino que también las priva en el futuro, ya que bloquea el acceso a una educación de calidad para sus hijos, condenándolos a unos ingresos exiguos [2] .
Además, con el desarrollo de las tecnologÃas digitales, una persona está cada vez más inmersa en el mundo virtual y alejada de la realidad, lo que le facilita la manipulación. En particular, el psicólogo Andrzej Lobaczewski escribió:
Hoy en dÃa, el bienestar material se ha convertido en un fin en sà mismo y la “felicidad universal” planetaria se ha reducido a un aumento del consumo, un “nivel de vida” en el lenguaje de las calculadoras. No hay nada trascendental en el mundo materialista actual (en esto, dicho sea de paso, los capitalistas actuales y los neomarxistas son muy similares).
En este sentido, las “democracias” occidentales, que han degenerado en una dictadura liberal de izquierda con un conjunto básico de directrices ideológicas (las principales son la corrección polÃtica, el multiculturalismo y la protección de los derechos de diversas minorÃas), y la dictadura tecnocrática china son prácticamente no se diferencian entre sÃ.
El actual camino mecanicista-materialista de desarrollo nos lleva al totalitarismo tecnocrático, que, aparentemente, carecerá de una ideologÃa brillante y clara, como en los totalitarismos del pasado.
Literatura usada:
[1]. MatÃas Desmet. La psicologÃa del totalitarismo. Publicación verde de Chelsea, 2022.
[2]. Petrov A. A. En China se está creando una dictadura digital o una sociedad del bienestar. Gran Eurasia: desarrollo, seguridad, cooperación, núm. 4-1, 2021, págs. 504–523.
[3]. Emilio Gentile Religiones polÃticas. Entre democracia y totalitarismo. – San Petersburgo, Vladimir Dal, 2019. P. 157.
[4]. Pugachev V.P. Información y totalitarismo financiero: un experimento ruso según el escenario estadounidense // BoletÃn de la Universidad Estatal de Moscú. Ser. 12. Ciencias polÃticas. 1999. No. 4. P. 3–32.
[5]. Demin I. V. Hombre de tecnologÃa: M. Heidegger y F. G. Junger sobre el significado existencial de la tecnologÃa // Revista cientÃfica y técnica de la Universidad Politécnica Estatal de San Petersburgo. Humanidades y ciencias sociales. 2017. Vol. 8, núm. 1.
[6]. См. Roszak Theodore. La creación de una contracultura. Reflexiones sobre la sociedad tecnocrática y su oposición juvenil. Prensa de la Universidad de California, 1995.
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