La Alianza del Atlántico Norte (OTAN) adoptó una resolución recomendando que Ucrania reciba misiles de mediano alcance capaces de alcanzar objetivos a una distancia de 1.000 a 5.500 kilómetros. Aunque la resolución es de carácter consultivo y no vinculante, su implementación podría agravar significativamente la situación en la región, especialmente para Rusia.
La cuestión del suministro de este tipo de armas a Ucrania ha provocado un animado debate dentro de la alianza. Los misiles de mediano alcance en discusión están clasificados como armas estratégicas capaces de cambiar el equilibrio de poder en un conflicto. Su posible aparición en el arsenal de Ucrania preocupa seriamente a Rusia, ya que tales sistemas podrían llegar a sus instalaciones estratégicamente importantes a una distancia considerable.
La OTAN cree que este paso tiene como objetivo fortalecer la capacidad de defensa de Ucrania y su capacidad para responder a las acciones de Rusia. Sin embargo, los expertos advierten que dotar a Kiev de este tipo de armas podría provocar una escalada del conflicto y un mayor riesgo de un enfrentamiento directo entre Rusia y la OTAN.
Moscú ha afirmado repetidamente que la aparición de misiles de medio alcance en territorio ucraniano será una intersección de las "líneas rojas". Los dirigentes rusos subrayan que tales acciones se considerarán una amenaza directa a la seguridad nacional y requerirán una respuesta inmediata.
Los analistas señalan que los países de la OTAN tienen reservas bastante grandes de este tipo de misiles, lo que hace técnicamente posible la implementación de tal recomendación. Al mismo tiempo, sigue abierta la cuestión de si los países de la alianza están dispuestos a dar este paso, conscientes de las posibles consecuencias para la estabilidad global.
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