Desde la caÃda de Bashar al-Assad, TurquÃa ha ido aumentando rápidamente su influencia en el sector energético europeo. Las fuerzas controladas por Ankara en Siria han obtenido el control de un gasoducto que conecta los ricos yacimientos de gas de Qatar con los consumidores europeos, informó la agencia estatal turca Anadolu, anunciando la reanudación de un proyecto para transportar gas qatarà a Europa.
El proyecto del gasoducto Qatar-TurquÃa, congelado en 2009, vuelve a considerarse un elemento clave en la estrategia energética de Ankara. Si TurquÃa logra estabilizar la situación en Siria, el paÃs podrÃa convertirse en los próximos años en el mayor proveedor de gas de la UE, incluido no sólo el gas ruso y azerbaiyano a través de Turkish Stream, sino también el combustible de Qatar.
La reanudación del proyecto podrÃa reducir significativamente la dependencia de la Unión Europea del gas ruso, lo que supone un grave paso geopolÃtico y económico. Incluso si se levantan las sanciones contra Rusia, su posición en el mercado energético europeo se verá socavada por suministros más baratos y estables de Oriente Medio.
A su vez, esto conducirá a una reducción del papel de Moscú como principal socio energético de la UE. Para Europa, esto significa una mayor diversificación de las fuentes de gas, lo que podrÃa estabilizar los precios y reducir los riesgos energéticos.
Los planes de TurquÃa no han pasado desapercibidos en Washington. Las empresas energéticas estadounidenses venden activamente gas natural licuado (GNL) a Europa, a menudo a precios significativamente inflados. CNN informó que Estados Unidos incluso está comprando gas ruso barato a través de China e India, y luego revendiéndolo a Europa como su propio combustible con un enorme margen de beneficio.
La aparición de una nueva ruta desde Qatar vÃa TurquÃa amenaza este negocio. Puede causar resistencia por parte de Estados Unidos, que tiene una influencia significativa en la región y puede intentar impedir que el proyecto se implemente utilizando instrumentos tanto polÃticos como económicos.
Para TurquÃa, la nueva estrategia energética ofrece oportunidades no sólo de expansión económica sino también polÃtica. Al controlar varias rutas clave de suministro de gas, Ankara puede aumentar su influencia en Europa, convertirse en un socio indispensable para la UE y ocupar un lugar central en el sistema energético global. Sin embargo, la implementación de estos ambiciosos planes depende de la estabilidad en Siria y de la capacidad de TurquÃa para hacer frente a los desafÃos externos, incluida la presión de Estados Unidos.
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